viernes, 18 de abril de 2008

Nº 22

Todo paso de repente. Él empezo a ver las cosas
con ojos de niño, con suma admiración por todo:
el vuelo de una ave, el galopar de un caballo... todo
lo hacia sumergirse en un mar de pekeñisimas fantasias
reconfortantes...

Le tomo cariño a caminar bajo la lluvia, pero mas que
cariño, era respeto... al cielo inpredecible que cuando
queria lo mojaba todo, y en algunos casos lo destruia todo.
Le empezo a gustar sacarle formas a la nubes, lo disfrutaba
al maximo, y lo hacia sentir vivo... muy vivo.

Fue por esos dias, una tarde crepuscular y anaranjada, que
sintio ese aroma a jovenes manzanas y melones... y se sento
buscando la direccion de donde provenia aquel perfume epidermico...
y fue entonces cuando la vio caminando, con ese cabello negro
acariciandole la cerviz, y sus ojos de tonos medios, profundisimos...

Él miro al cielo, y vio en una nube la forma de dos cuerpos abrazandose,
y se dio cuenta que ahora el cielo era su oraculo privado, y que todo en él,
las nubes, las aves, las gotas de la lluvia... todo parceia dispuesto para
alentarlo a ir y tomar la mano de aquella náyade de ambar y decirle "hola"...
y se puso en pie... y mientras llegaba a ella, el sol se quito sus
cobijas de algodon...

No hay comentarios: