jueves, 7 de febrero de 2008

Nº 18

No puedo pensarte lejos.
Siento que mi piel llama tu cuerpo,
mi boca tiene sed de tu sabor.
Inquietas mis dedos.

Siempre que veo tu boca
con ese pronunciar delicado,
y cuando de tus ojos se escapan
miradas inevitables siento que
a vos estoy destinado, como si
todo tu conjunto de curvas de
canela y flores de mitades fueran
una fuente para calmar mis ansias.

Pero me nerva pensar que puede
ser otro quien te saboree la piel,
que sea otro quien se pueda fundir
con tu olor de jardines. Se me inquieta
la razón al pensar que puede ser otro
quien llenara tu cuerpo de caricias y besos...

Siento celos... celos de nunca poder
quitarme la sed en tu fuente, y celos
de que tu sed jamas se apagara en la mia.

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